Medio Ambiente

Las nuevas “tres R”: reducir, reciclar, retornables

Los cambios climáticos, la contaminación, el uso inapropiado de recursos naturales, e incluso la negligencia humana, hacen que a medida que pasan los años, el planeta se vaya deteriorando. Frenar ese proceso es un desafío del que todos debemos participar. Lo importante es identificar la forma en que cada persona y organización puede aportar para hacer de la Tierra un mejor lugar para vivir.

El comienzo: una botella

El uso de los envases retornables de Coca-Cola – es decir aquellos que se recuperan y acondicionan para reutilizarlos con el mismo tipo de bebida, asegurando su inocuidad e integridad – es una manera fácil y rápida de ayudar al medio ambiente.

Además de tener altos niveles de reutilización y reciclabilidad, generan menos residuos y requieren menos recursos naturales en su fabricación. Las botellas retornables pueden ser reutilizadas un promedio de 12 veces, mientras que las de vidrio pueden alcanzar 20 usos.

Chile actualmente posee una tasa del 10% de reciclaje en la industria, cifra que aún es muy baja. El incentivo del uso de envases retornables tiene como objetivo que el consumidor tome conciencia de la posibilidad de reutilización de recursos y, al mismo tiempo, lo vea como un aporte al medio ambiente, al generar un menor impacto en él . “Dentro del marco de la gestión de residuos, la reutilización es una forma de darle valor a los materiales, igual o mejor validada que el reciclaje”, explican desde el sistema Coca-Cola.

Ida y vuelta

Destapar una botella de Coca-Cola a la hora de comer es simple y delicioso. Pero antes de llegar a la mesa, ese envase tuvo un intenso recorrido. La retornabilidad es un “ciclo” en el que tanto el proveedor como el cliente (almacén, supermercado o botillería) y el consumidor cumplen un rol fundamental.

Los primeros actores que aparecen en este proceso son los proveedores de botellas, quienes las entregan a las distintas plantas del Sistema Coca-Cola para que sean llenadas, embotelladas y distribuidas a los clientes. Una vez que el envase llega al almacén puede ser adquirida por el consumidor.

El envase retornable vacío debe devolverse a un punto de venta (que no necesariamente tiene que ser el mismo en el que se compró), donde se va a almacenar hasta que un encargado de la embotelladora pase a retirarlo. Coca-Cola Andina, por ejemplo, tiene una ruta diaria de clientes para retirar los empaques retornables y devolverlos a la planta, donde son lavados y acondicionados para volver a usarse, repitiendo el ciclo de retornabilidad.

Cuando los envases PET ya no pueden seguir usándose –porque están muy gastados o tienen mucho scuffing (rasguños grisáceos/blancos que aparecen en las botellas por su uso constante) –, son retirados del mercado y separados en las plantas de distribución. Así termina su ciclo en la industria de las bebidas y comienza uno distinto, ya que son tomados como insumo para ser reciclados por otras empresas para fabricar otro tipo de envases.

Alternativas de consumo

Uno de los puntos decisivos a la hora de escoger envases retornables es su precio. Sin embargo, hoy en día no es el único incentivo. Si bien los consumidores pueden recuperar algo de dinero al devolver los envases, el gran aporte que se busca es el impacto positivo que esta acción genera en el planeta. Coca-Cola Chile busca incentivar el uso del retornable a través de varias plataformas: actualmente en los supermercados hay góndolas especiales para este tipo de envases; además en algunos locales adheridos se regalarán canastillos para su traslado. Respecto a la disponibilidad, Coca-Cola Chile ofrece más del 50% de sus productos con alternativas retornables: en PET puedes encontrar bebidas de 1,5; 2; 2,5 y 3 litros, mientras que en vidrio las opciones son de 250, 237, 350 cc; 1, 1,5 y 1,25 litros.

Economía circular

“Mientras más usemos un envase creado con recursos naturales, estaremos haciendo un mejor uso de ellos. Si bien claramente existe uso de recursos y emisiones en el proceso de retorno, este impacto siempre será menor que el de desechar ese envase en un relleno sanitario o quemarlo”, explica Verónica de la Cerda, Gerente General de TriCiclos, una empresa B que busca culturizar a la sociedad, entregándole soluciones para reducir la generación de residuos e incentivando el reciclaje.

Es decir, los envases retornables, además de ser una medida de cuidado para el medio ambiente a través de su uso, son también las piezas claves a la hora de reutilizar. En lo que se refiere a la reutilización de los envases retornables de plástico, De la Cerda enfatiza en dos objetivos:

1) Hacer un uso más eficiente de la materia prima utilizada para crearlo – principalmente petróleo, un recurso finito -.

2) Generar una huella de carbono menor que las opciones desechables e, incluso, reciclables.

Y es aquí donde surge el concepto de “economía circular”, como una medida fundamental para poder seguir creciendo sin aumentar nuestra huella ambiental.

Actualmente, en Chile prevalece la lógica de extraer, producir, consumir y desechar, es decir, una economía lineal, en la cual las materias primas utilizadas para la fabricación de los envases no generan ningún impacto positivo en el medio ambiente. La invitación entonces es a pensar, diseñar y producir de manera tal que se maximice el uso de cada recurso y minimice la generación de desperdicio a lo largo del ciclo. “Las prioridades son compartir, reparar, reutilizar y reciclar, evitando que los materiales migren a otros ecosistemas, como agua y aire. Las botellas retornables entran perfectamente en esta lógica y representan un camino interesante para el consumo de bebidas, totalmente alineado con los principios de la economía circular”, señala De la Cerda.

Retornables vs desechables

Gonzalo Muñoz, co-fundador de TriCiclos, resume y explica en tres puntos clave los beneficios de usar envases retornables:

  • Si el envase retornable logra circular más de dos veces, el uso de recursos para envase por litro de bebida es mucho menor. Es decir, por cada gramo de plástico que contiene una botella retornable, se envasan muchos más litros de bebida en comparación a una desechable, la cual se usa sólo una vez. La realidad es que los envases retornables suelen dar entre ocho y 11 vueltas, por lo tanto el ahorro de recursos es enorme.
  • Al usar retornables se evita la necesidad de un sistema de recuperación y concentración de materiales plásticos, pues incentiva a que los envases se concentren fácilmente en rutas optimizadas.
  • Se potencia una cultura de consumo alineada con el cuidado del medio ambiente, en la cual los envases y embalajes son diseñados para circular y no para ser descartados en uno o pocos usos.